Ya hemos estado hablando de incendios y sequías, y sus consecuencias en las poblaciones de anfibios. Hoy nos proponemos analizar ambos fenómenos en conjunto y así tomar dimensión de su impacto en el medioambiente.
El inicio del año 2023 trajo aparejada una serie de noticias e imágenes relacionadas al ambiente dignas de películas catástrofe. El cambio climático y la intensificación de las sequías generaron situaciones de destacable preocupación en Argentina. De acuerdo a un informe realizado en el año 2021 por la Organización Meteorológica Mundial, la temperatura se encuentra en aumento y con registros anómalos en Latinoamérica y el Caribe, a pesar de la influencia de La Niña, fenómeno que presuntamente se encuentra acompañado de bajas temperaturas.
Pero ¿Qué es La Niña? Es un fenómeno climático que forma parte del ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS, El Niño-Southern Oscillation, ENSO por sus siglas en inglés), que se caracteriza por la fluctuación de temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial.
La fase de La Niña se produce por un enfriamiento a gran escala de esa superficie oceánica, a lo que se suman cambios en la circulación atmosférica (vientos, presión y precipitaciones). Esto ocurre con una periodicidad que varía entre dos y siete años, y entre sus diversos efectos se destaca para nuestra región el descenso de precipitaciones.
Entonces, las consecuencias conjuntas de ambos factores (cambio climático y La Niña) han puesto en marcha aún más alertas sobre la toma de acciones necesarias para proteger los ambientes naturales y todo lo que estos nos proveen.
Una serie de eventos desafortunados
Hagamos un repaso de algunos hechos que tuvieron lugar tan solo durante el mes de enero:
Emergencia Ígnea hasta el 2024.
Los focos de incendio a lo largo de todo el país volvieron a alarmar y el Gobierno Nacional dispuso la extensión de la Emergencia Ígnea hasta 2024. Para mediados del mes de enero destacaron los incendios en la Reserva Ecológica Costanera Sur y el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos.
55% del país afectado por la sequía.
El sector agrícola anunció pérdidas millonarias en la última campaña productiva, afectando las economías regionales y extendiéndose a caídas de las exportaciones agroindustriales.
Tormenta de tierra en Chaco.
El Servicio Meteorológico Nacional declaró la alerta para distintas localidades de Chaco ante las nubes de polvo y tierra que cubrieron la zona. Se indicó que la tormenta ha causado daños menores y se debió al ingreso de un frente frío desde el sur del país en medio de las altas temperaturas que registra la provincia.
Temporal para el sur.
Se registraron incidentes en localidades de Neuquén y Río Negro tran un fuerte temporal que generó grandes inundaciones, declarándose la alerta amarilla.
Temperaturas extremas.
Un nuevo período de temperaturas extremas comenzaron a registrarse en varias provincias del país. De acuerdo al Servicio Meteorológico Nacional, “el dominio de altas presiones en el Mar Argentino y el Océano Atlántico sur provoca vientos del sector norte y el desplazamiento de aire muy cálido y seco desde el norte del país hasta la Patagonia, inclusive”.
Miles de peces aparecieron muertos en Santa Fe.
En la costa de la Laguna del Plata, las sequías concluyeron en una imágen increíble y muy triste para los habitantes de la localidad de Vera y Pintado. La causa se asocia a la falta de oxígeno en el agua.
No todo está perdido
Aunque estas imágenes pueden resultar desalentadoras, debemos reconocer que existe una gran cantidad de personas involucradas en estos temas e incentivadas a actuar para generar un cambio positivo.
Exigir a las autoridades y gobiernos que tomen decisiones basadas en estudios científicos y que respondan a las necesidades de los territorios, aportar desde lo personal en replantearnos patrones de consumo y difundir información confiable son algunas de las herramientas que tenemos para ser parte del proceso.
Involucrarse, y no solo esperar el milagro.
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